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jueves, 7 de junio de 2012


RESUMEN CAP 7
-mañana voy al parque… con John.- de pronto toda la atención se poso sobre ella.
-¿a que parque?- pregunto su padre mientras llevaba un bocadillo a su boca
-al que fuimos la otra vez, el de siempre-
 Ana subió a su habitación y se recostó sobre la cama, estaba muy cansada así que no le costo tanto dormirse…
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“- No te vuelvas a escapar porque me vas a conocer enojado de verdad- adentro del auto lo único que podía hacer era forcejear mientras el hombre tenia el arma en la mano. Ana gritaba, gritaba mucho. Hasta que se escucho un sonido y los siguientes segundos los mas confusos y silenciosos de su vida”
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Despertó de un salto, estaba sudando y muy exaltada. Mientras que con una mano tocaba su frente comenzó a llorar



CAPITULO 8

John pasó entusiasmado por la casa de Ana, con ansias de verla. La extrañaba y además necesitaba saber como estaba. Tocó el timbre y rápidamente abrieron la puerta, como si alguien lo estuviese esperando detrás de ella. Pensó que sería Ana, ya que ella sabía que el iría, pero no. Betty abrió la puerta con una gran sonrisa que la caracterizaba -¡Pasa!, ¡pasa!- se saludaron con un beso en la mejilla y el se dirigió hacia el cuarto como le había indicado la madre de Ana.-hey- dijo John mientras entraba en la habitación. 
Ana se levanto de la cama y le dio un abrazo- Estas lista?- pregunto él, Ana asintió sonrientemente. Bajaron rápidamente las escaleras con el entusiasmo de dos niños a punto de abrir regalos. -Después nos vemos ma-,- Ok, cualquier cosa llama-,-Adiós- saludo John a Betty quien se quedo mirándolo mientras salía. << Que buen chico >> pensó. 
Benjamin, el padre de Ana, se levantaba de su reciente siesta. Confundido y aun medio dormido le pidió a su mujer que le prepare un café mientras se sentaba en un lugar de la mesa circular
-¿Quien ha salido?
-Ana y John fueron al parque
Agacho la mirada con una expresión de inseguridad pero esta vez se guardo las palabras. Mientras su mujer le traía hecho el café y él le correspondía con un beso 


Sara Collins se encontraba sentada en el sillón del living de su departamento, observando los papeles y analizando detenidamente el caso. Aun faltaban unos días para el juicio, pero no se cansaba de leer sobre este caso, le interesaba y la atrapo desde el instante en que Ana y su padre se presentaron en su estudio.
<< Esta joven con apariencia angelical, ¿Qué podría haber hecho para necesitarme? >>, fue el primer pensamiento de Sara al hacerlos pasar.
-Tomen asiento por favor.-. Luego de escuchar atentamente lo ocurrido quedo atónita. Y no se pudo negar, acepto el caso sin dudar. 
No era solo su interés por lo ocurrido sino una herida de su pasado que de vez en cuando la atormentaba. Supo en ese instante que este caso le ayudaría a cicatrizar esa herida.
El cenicero estaba lleno << debería dejar esto antes que me mate>> pensó mientras apagaba su fino cigarro. Tomo una de las hojas que sería la declaración que Ana debería dar y la releyó, no estaba convencida.  


Los rayos del atardecer iluminaban las secas hojas de los casi desnudos árboles, mientras caminaban por el parque podía escucharse las carcajadas de ambos. Por un momento todo parecía ser como en los viejos tiempos, nada importaba en ese momento. Se sentaron en unos de los viejos bancos de madera, en silencio hablaban sus miradas. El tomo sus suaves y frías manos y se quedo mirándola fijamente. Sentía la necesidad de hablar y contar todo lo que venía callando, era este el momento que tanto estaba esperando. Pero no sabía, y ¿si lo rechazaba que pasaría?. No importaba, ya nada importaba para él en esa tarde. Abrió sus labios resecos -yo...-. Cuando quiso terminar la frase sonó su celular. Desvió la mirada hacia un costado indignado. Saco su celular y su madre lo estaban llamando... Pero qué raro, el aviso donde estaría. ¿Qué querría?